Días eternos, siestas a destiempo, baños que se alargan… las vacaciones son sinónimo de libertad. Pero los días de descanso y diversión no son eternos y, antes de volver a la rutina, conviene incluir un pequeño, aunque necesario, periodo de adaptación. Al fin y al cabo, a niños y mayores nos cuesta despertarnos de golpe de un sueño maravilloso. ¡No pierdas puntada!
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Preparar a los niños
Los más pequeños deben de ir tomando conciencia de que las vacaciones están llegando a su fin. Para ello, puedes tratar de adelantar poco a poco la hora de ir a la cama, respetar un horario en las comidas o realizar trabajos en casa de refuerzo para no olvidar lo aprendido.
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Motívales con el nuevo comienzo
El comienzo de la rutina no tiene por qué ser el fin de las vacaciones. Materiales nuevos, estrenar ropa en el cole… debemos de motivar a los más pequeños con este nuevo comienzo.
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Comprende sus cambios
Es posible que durante las primeras semanas los niños se muestren irritables, tristes o con falta de apetito. Debemos de empatizar con ellos e intentar animarles y ayudarles en lugar de confrontar.
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Reserva tiempo para ellos
En muchas ocasiones las obligaciones diarias nos fuerzan a dejar a los más pequeños en actividades extraescolares. Es complicado, pero debemos de tratar de reducir este cambio en la medida de lo posible. Reservar tiempo para ellos es primordial (¡y les encantará continuar jugando con los regalos de Navidad!).
Y vosotros, ¿ya habéis comenzado el cole? ¿Os ha costado mucho el madrugón y la vuelta a la rutina? Finalizar las vacaciones es complicado para todos, no sólo para los peques, 5 minutitos más…